Miguel
Ayuso
06/10/2013
Es el último
secreto de la sexualidad femenina. Una práctica que a la mayoría de las mujeres les
cuesta reconocer, pese a que casi todas la practican. La masturbación femenina
es una de las pocas prácticas sexuales sobre las que aún pesa un enorme tabú.
Los datos de las encuestas son, como en todo
asunto rodeado por el oscurantismo, poco fiables, pero ya en los años 50 el
famoso estudio sobre comportamientos sexuales del doctor Alfred Kinsey llegó a la conclusión de que el 62% de las mujeres se
habían masturbado alguna vez en la vida. Y, dado lo que ha llovido desde
entonces, lo más probable es que hoy la cifra sea
muy superior.
La masturbación ocurre, pero
cuando hablamos de ella lo hacemos con un lenguaje limitado, lo que hace que
sea algo de lo que es difícil hablar,
Es cierto que cada vez es más habitual que las mujeres compartan su opinión
sobre todo tipo de juguete sexuales, cuyo fin último no es otro que el del
onanismo, pero muy pocas hablan del acto en sí, algo que contrasta con lo extendida, aceptada y
visible que resulta la masturbación masculina, sobre la que los hombres hablan,
sin apenas sonrojo, delante de casi todo tipo de audiencias. La masturbación femenina ni siquiera tiene un
espacio en el lenguaje coloquial,
basta ver cuántas formas hay de referirse a la masturbación masculina y cuantas
a la femenina: “hacerse un dedo” es la única expresión que podemos encontrar y
es casi imposible oírla en boca de una mujer.
No es que la masturbación femenina no esté
presente, pero aparece en las conversaciones de tapadillo. Según la doctora Petra Boynton, psicóloga especialista en relaciones y colaboradora
habitual del diario británico The Telegraph, no es que la masturbación no tenga sitio en la
educación sexual, ni en los medios, el problema es que no se habla de ello
abiertamente, y cuando se hace
la conversación es muy poco explícita: “La discusión se centra en los juguetes
sexuales y en mensajes sobre el rendimiento y las aspiraciones para mejorar la
vida sexual, pero no se habla de cómo masturbarse o la incidencia
que la práctica puede tener dentro de una relación. La masturbación ocurre, pero cuando hablamos de
ella lo hacemos con un lenguaje limitado lo que hace que, aunque ya no sea un
tabú, sea algo de lo que es difícil hablar”.
Exceso de
celo
La masturbación femenina cada vez está menos
estigmatizada pero, tal como ha explicado a El Confidencial el
sexólogo Raúl
Padilla, a
las mujeres todavía les cuesta hablar de ello: “Cada vez los sexos se equiparan
en más aspectos, pero la mujer es mucho más celosa que el hombre para
hablar de su intimidad. Por
ejemplo, ocultan siempre su menstruación, que debería ser lo más normal del
mundo. Son mucho más celosas con su sexualidad y sólo la comentan en
pequeños corrillos de mujeres y a hurtadillas, no como nosotros, que hablamos
de ella a voz en grito”. Esto tiene una consecuencia evidente: mientras los hombres siguen masturbándose
cuando están en pareja, las mujeres dejan de hacerlo y, además, generalmente, no ven bien que sus parejas
lo hagan.
La mujer, al tener los
genitales ocultos, no los explora desde la infancia y cuando trata de
experimentar, se las regaña Por
supuesto, el tabú en torno a la masturbación femenina es un fenómeno que viene
de lejos, no en vano, como explica Padilla, es el último escollo de la represión histórica de la
sexualidad femenina. “En las sociedades judeocristianas la
sexualidad femenina ha sido siempre un tabú”, explica el psicólogo. “Las mujeres, a semejanza de
la Virgen María, tenían que pasar de niña a madre sin conocer el sexo. El
placer quedaba relegado”. Y la masturbación es el placer por el pacer.
Las mujeres, además, tienen un escollo
biológico que ha dificultado desde el principio de los tiempos el desarrollo
pleno de su sexualidad. “El hombre descubre sus genitales en el vientre
materno”, explica Padilla. “Todos los niños juegan con su pene y se ve
como algo normal. La
mujer, al tener los genitales ocultos, no los explora desde la infancia y
cuando tratan de experimentar, se las regaña. No saben cómo es su placer”.
Las bondades
de la masturbación femenina
La represión de la masturbación femenina no
sólo es una cuestión cultural pues tiene graves consecuencias en el desarrollo
de la sexualidad femenina y, por ende, en las relaciones amorosas en conjunto.
Según explica Padilla, “la masturbación permite que la mujer se
conozca a sí misma y descubra su placer. Muchas mujeres esperan que sean sus parejas las que
descubran su propio placer, y es un error, porque nunca van a ser tan eficaces
en su búsqueda como la propia mujer consigo misma”. Y esto no sólo tiene
consecuencias en las mujeres, también en los hombres, que muchas veces se
encuentran perdidos, pues no pueden preguntar a su pareja qué es lo que les
gusta: parece que no son hombres si no lo saben de antemano.
La masturbación femenina puede
ayudar a que disminuyan las molestias de la reglaLa masturbación femenina tiene, además, importantes ventajas en el plano sanitario: el suelo de la pelvis se refuerza, lo que ayuda a
prevenir el escape de orina y, por tanto, a prevenir las posibilidades de
incontinencia a una edad mayor; al fortalecer la pelvis las contracciones del
primer parto suelen ser más eficaces y las molestias de la regla disminuyen: el
dolor puede combatirse si la mujer se masturba antes y después de ésta.
Lo bueno de
los tabúes es que, en cuanto se empieza a hablar de ellos, dejan de ser tabú. “La última barrera de la sexualidad es en realidad
la estimulación anal en heterosexuales”, explica Padilla. “Eso sí es el
verdadero tabú, porque impacta”. Quizás en los próximos años el tema llegue a
los periódicos…
COMENTARIO: En nuestro país España durante,
la dictadura gobernaba, a sus anchas era tabú asta el estornudar asta tal punto
que nos metían miedo en que si lo a ciamos,no creceríamos o nos quedaríamos
calvos,et,et,no se que le dirían a las niñas, quizás que no crecerían o que se
quedarían calvas,valla usted a saber en vez de darnos una cultura sexual en las
escuelas, nos daban religión amen claro está que los colegios, no eran mixtos
todo lo contrario y no creo que este tema de separación, en los colegios se
debiera a la dictadura sino porque la iglesia, en a aquel entonces tenía más
poder que el propio gobierno, y por supuesto lo sigue teniéndolo, pero con
menos poder, no quiero por supuesto meterme con la iglesia ni mucho menos, pero
al pan pan y al vino vino. De todas formas pienso que hablar de. La sexualidad es sana. Como hablar de "eso".
La represión no.
dicho que nunca, ni se les ha ocurrido.
Me entra entonces como una especie de que
soy un salido, un maníaco sexual a su lado. Pero al hablar con el resto de
machos hispánicos, veo que estoy dentro de los límites de lo razonable.
Sin embargo algunas, mujeres no muchas, me
han dicho lo de los juguetes y les gusta, pero claro mujeres de nuestro tiempo
actual, con una educación sexual adecuada…LA RECORTA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario